Estamos ante una situación de emergencia educativa y antropológica. En Argentina llevamos más de dos décadas recibiendo un aluvión de marxismo cultural, con una notable aceleración en los últimos años . En este tema concreto no ha habido diferencias sustanciales entre unos gobernantes y otros, no importa los partidos políticos de pertenencia o los ámbitos de acción (provincial o nacional). Un notable número de nuestros hombres públicos parecen estar de acuerdo en lo esencial, a saber, en la imposición de la Ideología de Género desde la primerísima infancia, y en usurpar el derecho exclusivo de los padres a educar a sus hijos o a elegir cómo, cuándo y a quién asociar en esta delicadísima tarea. Así el ataque a la familia ha alcanzado un nivel insólito mientras que la descomposición del hombre se ha acelerado como un avión en caída libre. La educación argentina ha entrado en metástasis. Acabo de publicar, por este motivo, un breve escrito al respecto, no limitándome a criticar la actual Educación Sexual Integral (lo que hago brevemente en la primera parte) sino dando tambien las pautas católicas para llevar a cabo una Educación Afectivo-Sexual auténticamente plena ,desde una antropología adecuada y una visión ética sana (Miguel Fuentes, Frankenstein en la Escuela Argentina. Educación Sexual Integral. Desarmar al hombre para armar al monstruo, 2ª Edición – Aumentada, Colección Virtus / 27, San Rafael 2018). También he planteado este tema en algunas conferencias, de las cuales ofrezco a continuación la dada en San Rafael (Mendoza, Argentina) el 25 de noviembre de 2018 (si no se visualiza el video, puede verse/descargarse en youtube cliqueando aquí: Frankenstein en la Escuela Argentina):
